
FEMINISMO, FEMINICIDIO Y EL SISTEMA DE JUSTICIA PENAL MEXICANO (EL QUE SI PRETENDE SER JUSTO)
México, país multicultural y terreno fértil para el intercambio de diversos criterios de pensamiento, fue por algunos años solo observador de los grandes cambios que se daban en la vecina región europea. Uno de los aspectos donde cambió drásticamente la forma de ejecución tuvo lugar en el ámbito del derecho penal, esto es, la aplicación correcta de metodologías al investigar y perseguir la acción con trascendencia jurídica, la plena identificación de los actores sin lugar a duda, la observancia permanente a los derechos humanos de las partes, así como la igualdad de condiciones y un juicio justo.
Latinoamérica, a pesar de su participación relativamente tardía en este cambio de paradigma penal, se encuentra actualmente en un nivel que poco o nada puede envidiarle al modelo europeo. Tan es así que contamos con un acervo literario de nuestros compañeros de Chile, Argentina, Bolivia, Costa Rica, entre otros. Siendo Chile el primer país catalogado como un éxito latinoamericano en la implementación de Sistema de Justicia Penal Adversarial.
Nuestro país entró en este proceso de cambio en la administración y procuración de justicia, ya esperado y urgido por muchos conciudadanos y servidores públicos, en el año 2008, con fecha límite de implementación para la totalidad del territorio nacional el año 2016; aunque ya han pasado casi 14 años desde aquel 8 de junio del año 2008 en que se publicó en el Diario Oficial de la Federación la implementación del nuevo sistema de justicia penal en México, lo cierto es que los avances fueron relativamente pocos y sin mayor impacto en la sociedad.
Si bien es cierto que la reforma antes mencionada atañe en mayor medida al poder judicial, lo cierto es que desde el legislativo no se promovían mayores reformas a las leyes que permitieran la adecuada implementación y l lógico desenvolvimiento de actividades y responsabilidades de cada una de las partes; por su parte el poder ejecutivo nunca urgió o impulsó acciones para cubrir esta necesidad.
A decir verdad, a partir del cambio de sexenio en el año 2018, es donde ha habido un real e inminente cambio de paradigma en diversos aspectos de la vida política y social del estado mexicano.
Aunque uno de los ejes rectores de la nueva administración de gobierno es la división real y no simulada de los tres poderes (ejecutivo, legislativo y judicial), es cierto que la aptitud principal que deben tener los nuevos servidores públicos dirigentes de las dependencias en general es la honestidad y la priorización de acceso a la justicia para todos.
Aterricemos ahora esta nueva visión a una emergencia en al que se encuentra sumida el estado mexicano, el feminicidio, aunque han sido significativos los avances por parte del Estado en muchas materias que se encontraban en descomposición, es cierto que el aspecto de seguridad aún queda mucho a deber. Sin ánimo de sonar como reportero alarmado que recientemente se entera que la tasa de feminicidios es la más alta desde que tiene “¿memoria?”, es lo mismo que muera una esposa de un importante empresario mexicano en alguna alcaldía de la Ciudad de México y que muera una joven en una comunidad indígena de guerrero por denunciar a los policías municipales por abuso sexual, hay que reconocer que los mexicanos vivimos en una cortina de claros oscuros donde la muerte no discrimina. Es la única que, si es igual para todos, ojalá así fuera de igualitario el acceso a la justicia a las mujeres como lo es el acceso a un asalto o feminicidio.
Y hablando de feminicidio, vaya que se ha puesto de moda, las mujeres ya son trending topic en twitter, lástima que los medios de comunicación convencionales y los grupos feministas radicales nos quieran “apoyar”, y sí, que lástima por la facilidad en que se prostituye la palabra, se habla, se teclea, se oye, se lee feminicidio y feministas. Se ha perdido la virtud de la palabra y se ha viciado. Hacen pensar que las mujeres valen más muertas que vivas, porque los feminicidios “indignan”, “enfurecen”, “conmocionan”, “aterran” y provocan marchas de personas que orinan y defecan en vía pública.
Aún nos falta mucho camino por recorrer, mucho por aprender, mucho por debatir, mucho por conceptualizar, pero lo más importante es que nos falta mucho por reencontrarnos con los valores que como humanos hemos perdido.
Más que un Policía, Agente del Ministerio Público, Perito, Juez, Defensor Público o Privado, que tenga perspectiva de género para atender el hecho donde muere una bebé de 5 meses debajo de un árbol en un terreno baldío, una niña que solo vestía caletitas rojas, una madre e hija que fueron a un baile de la colonia, una joven desollada, un transgènero que trabajaba sobre la avenida, una joven que denunció a los policías de su comunidad por acoso sexual, más que eso necesitamos recuperar la empatía por nosotras mismas, por las que tenemos un día más de vida.
No es esto una consigna contra el género masculino, esta enfermedad de la indiferencia que ha matado a más gente que el coronavirus, ataca a hombres y mujeres por igual, ¿Cuántas veces una policía mujer ha negado la ayuda a otra mujer al pedir el apoyo por sufrir de violencia en cualquiera de sus vertientes?, ¿Cuánta gente voltea a verte cuando te ven discutiendo con tu pareja? ¿Qué enfermera te trata amablemente cuando vas a un hospital público a que nazca tu bebé? ¿Quién te defiende cuando tu maestro te acosa en plena clase en frente de todos tus compañeros? ¿Quién vela por tus derechos en el delito de violación? ¿Qué tacto tiene la autoridad al preguntarte si estás segura que no querías tener sexo con tu novio? ¿Quién alza la voz contigo cuando tu jefe te ofrece un aumento de sueldo a cambio de una cita? ¿Quién en el transporte público te ayuda cuando te tocan tu cuerpo?
La buena noticia, porque siempre las hay, es que dentro de la muchedumbre en el metro si hay alguien que te ayuda, dentro de la agencia del Ministerio Publico si hay alguna persona que te sabe orientar y apoyar, en la calle si voltean y preguntan si estás bien, tienes un contacto en el móvil que siempre contesta siestas mal, en el trabajo tienes a esa persona que no te hace sentir sola en esa batalla, y puertas que puedes tocar para que te ayuden a salir de un ciclo de violencia del que no sabes cómo llegaste y menos como escapar.
Un simple “no estás sola”, “te ayudo”, “agárrate de mi mano” hace mucha diferencia.
ESCRIBIÓ
Lic. Selenia Rubí Zavala García. Jurídico Sociocracia A.C.

Estudió la Maestría en Diseño Industrial por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Licenciado en Diseño Gráfico por la Universidad Tecnológica de México (UNITEC).
Ha cursado diversos diplomados, destacando: Web Avanzado HTML5 en la Escuela Digital; Diplomado en Administración Pública por el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM); Habilidades Profesionales en Elevaria, S.A. de C.V.
Es actualmente Secretario de Promoción y Desarrollo y cofundador de SOCIOCRACIA A. C.